Sucede a menudo que en organizaciones de mantenimiento cuyas jefaturas, supervisión y en general la fuerza laboral carezcan de un enfoque proactivo en su gestión, en estos escenarios se presentan muchas fallas repentinas, repetitivas o crónicas en los equipos críticos (mantenimiento reactivo) especialmente, la frecuencia/probabilidad de las fallas no se controla y el riesgo de las consecuencias que acarrea representan un alto impacto negativo (pérdidas) tanto en costos de reparación, paradas del proceso productivo, daños al medio ambiente y a la seguridad.
Estas empresas asumen un desafío grande que es evolucionar hacia modelos de gestión de mantenimiento que les permitan obtener alta disponibilidad y confiabilidad de sus equipos controlando sus costos y manejando los riesgos a lo largo de su vida útil. Esto se logra al implementar el Mantenimiento Centrado en la Confiabilidad (RCM).
Una buena práctica que contribuye a mejorar la confiabilidad es la metodología Análisis Causa Raíz (ACR), la cual ayuda a minimizar eventos no deseados de forma estructurada, sistemática, y disciplinada. Como parte importante de un proceso de mejoramiento continuo apoyado por esta metodología, el beneficio de ejecutar los análisis causa raíz de una forma sistemática no sólo permitirá controlar y reducir los costos de reparación al ser identificados y corregidos los modos de fallas crónicos; sino también:
- Reducción de la exposición al riesgo (personal, seguridad, operacional).
- Mejorar la eficiencia de los procesos debido a la prevención y eliminación sistemática de la falla y las probabilidades de ocurrencia de estas.
En general podemos afirmar que las causas de fallas se deben por lo siguiente:
- Falla del material.
- Error humano del personal de operación.
- Error humano del personal de mantenimiento.
- Condiciones externas anómalas.
Si nos centramos en el personal de mantenimiento vemos que lo errores más habituales son:
- Observaciones erróneas de los parámetros de funcionamiento del equipo inspeccionado.
- Ejecución de montajes y desmontajes sin aplicar correctamente los instructivos y buenas prácticas.
- Ejecución inadecuada de Mantenimiento Preventivo.
- No respetar o no comprobar tolerancias de ajuste.
- No respetar o no controlar pares de apriete.
- La reutilización de materiales que deben desecharse.
- Por el uso de repuestos alternativos que no cumple las especificaciones necesarias o repuestos que no han sido comprobados antes de su montaje.
- Empleabilidad de herramientas inadecuadas.
- Factores físicos y psicológicos del mantenedor.
La aplicación de esta metodología ACR está asociada a las denominados fallas crónicas, las cuales se definen como rutinarios en su naturaleza, que ocurren en forma reiterativa aparentemente por las mismas razones; y sus causas reales o de “raíz” del problema nunca han sido analizadas y corregidas.